lunes, 22 de agosto de 2022

Un país de pelotudos. (Este artículo lo escribí en 2017, pero dada la proximidad del mundial tiene plena vigencia).

 

No sé si saben pero los términos « pelotudo » y « boludo » ambos son argentinos y no se usan en ningún otro país de habla hispana.

Según la historia parece que estos calificativos nacieron durante la guerra de la independencia cuando las tropas patriotas usaban armamento muy sofisticado como siempre en Argentina (lanzas de caña tacuara, cuchillos hechos como se podía y sables que provenían de algún enemigo), las armas de fuego eran casi inexistentes y como tirar flechas quedaba feo parece que las únicas armas con las que contaban para tirar a distancia eran las “bolas” es decir las boleadoras de origen indígena que podían ser de dos elementos o de tres.

Cuando esta arma tan sofisticada tenía una sola bola ésta era más grande y se la llamaba “pelota” tal vez porque su tamaño era similar al que se usaba en el juego de pelota que también era de origen indígena (azteca para ser preciso).

Ahora bien en el ejercito patriota parece que las primeras líneas que tenían que oponerse al ataque del enemigo (que si tenía armas de fuego) estaba formada por los “boludos” y los “pelotudos”, que tenían como misión lanzar sus “bolas” y “pelotas”  y tratar de pararlos antes que llegaran al cuerpo a cuerpo.

Obviamente estas tropas tenían gran número de bajas, como todas las primeras líneas en las guerras de la historia, y cuando los oficiales trataban de conseguir voluntarios para ellas no conseguían mucha adhesión. Por eso iban generalmente los castigados o los incautos, de allí el nacimiento de los términos “boludo” y “pelotudo” para estos individuos.

Esto es histórico, si no me creen búsquenlo en Internet.

En el siglo 21 los argentinos no usamos boleadoras ni pelotas para pelear pero si contamos con un pueblo que mantiene una relación “pasional” con la pelota, los fanáticos del futbol, los pelotudos de la actualidad.

Durante el periodo KK se inventó el “futbol para todos” versión del tercer milenio del “pan y circo” de Nerón, que permitía a la vez poder afanar tanto por parte del gobierno como de los dirigentes de la AFA y de los clubes. Mientras los pelotudos disfrutaban de su pasión (¿gratis?).

Considerando el amor argentino por la pelota también usaban los partidos de futbol para tapar los programas de Lanata metiéndolos a las diez de la noche, eso funcionaba porque muchos que no compartían la doctrina K preferían mirar el programa en diferido para no perderse el “fulbo”.

Ahora con el compañero Mauri estamos también en la misma, los que no queríamos otra “década ganada” no tuvimos más remedio que votarlo para evitar que ganara el compañero “mano dura” cuyo único mérito fue convencer al padre de que le comprara una lancha.

Nuestro presidente actual también proviene del “fulbo” cuando se alejó de Sevel (una de las empresas de su padre) se propuso como candidato a presidente de Boca y ganó.

Es muy edificante escuchar sus discursos comparando a la Argentina con un club de futbol y defender sus medidas haciendo un paralelo con su gestión como presidente de Boca, en su último viaje a Asia para buscar inversiones, en cada discurso hizo una mención al deporte de la pelota, en Kuwait, China e incluso en Japón.

 Si prendemos la televisión en todos los noticieros hay un capítulo para el “fulbo” del que morfan un montón de periodistas, que siempre tienen algún tema para discutir, algún jugador que defender o atacar o algún técnico para lo mismo.

Ojo yo no tengo nada contra los que le gusta jugar al futbol, es un deporte como cualquier otro y por lo tanto es sano y gratificante. Yo denomino pelotudo al personaje que con el argumento de que “a mí me gusta mucho el deporte” se la pasa sentado en el sillón del living morfando papas fritas y tomando cerveza, mientras mira en ESPN los partidos de la liga birmana.

El caso de las “barras bravas” merece un párrafo aparte, verdaderos empresarios de la extorsión se dan el lujo de apretar dirigentes, jugadores y alquilan su fuerza de choque a los políticos de turno.

Viajan al exterior como verdaderos embajadores, arman quilombo, los meten en cana y eso da tela para varias horas de comentarios en los medios. Estos delincuentes existen con la complicidad de los dirigentes, periodistas, jugadores y pelotudos.

En él mientras tanto la inflación no para, el gabinete es una bolsa de gatos, parece que se viene otro aumento de las naftas (será porque el ministro fue CEO de una petrolera) mientras se sigue diciendo que los precios pararan su escalada.

Esta todo bien, la selección tiene un nuevo técnico que trajimos de Europa, no se sabe bien a que costo, y en una de esas todavía nos podemos clasificar para el mundial de Rusia (si no si que sería una catástrofe nacional).

Realmente somos un país de pelotudos.

 

El Foyel, Patagonia 20 de mayo del 2017.

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