sábado, 6 de agosto de 2022

En Argentina la democracia fracasó.

 

Cuando en 1983 Alfonsín asumió el gobierno, luego de siete años de dictadura militar, dio un emocionante discurso.

“Con la democracia se come, se cura y se educa”, gritaba con su verborragia de político ante una multitud esperanzada que lo había votado.

El pueblo venía de soportar una autocracia que pensaba quedarse durante décadas, pero el fracaso de una guerra la obligó a irse con la cola entre las patas.

Pasaron 39 años y podemos hacer un balance de esa afirmación.

Con la democracia se come:  en 1983 había menos de un 10 % de pobres, indigentes menos del 2%, hoy la pobreza supera el 60%, los indigentes el 20% y asistimos al descorazonador espectáculo ve ver adultos y niños revolviendo la basura para buscar algo de comer.

Con la democracia se cura:  demos una recorrida por los hospitales públicos y comprobemos esta afirmación, también podemos preguntarles a los jubilados cuanto tarda en darle el PAMI un turno, aunque tengan una enfermedad oncológica. Veamos el auge de las empresas de medicinas prepagas, llamativamente la mayoría ligadas a entidades financieras, único refugio de los que pueden pagarlas para aspirar a una atención medica razonable.

Con la democracia se educa: en 1983 Argentina figuraba entre los primeros países por la calidad de su sistema educativo, los profesionales que se recibían en las universidades estatales eran buscados en todo el mundo (lo digo por experiencia propia). En la actualidad cada 100 alumnos que ingresan al nivel secundario se reciben menos de la mitad, y de esos menos del 20 % pueden comprender un texto y son incapaces de razonamientos matemáticos básicos, como la regla de tres simple. Yo recuerdo que cuando terminé la secundaria en una escuela estatal manejaba derivadas e integrales.

Si dejamos de lado la afirmación de nuestro estadista chascomuseño, padre del embajador plenipotenciario en España, y abordamos otros temas que hacen a la fortaleza y prestigio de un país, nos encontramos con las situaciones siguientes:

Defensa: En 1983 salíamos de una guerra contra la OTAN, a pesar de la pésima conducción de las máximas autoridades de ese momento, no podemos negar que el desempeño de nuestras FFAA fue remarcable. La fuerza aérea dio sobradas pruebas de profesionalismo y valentía, lo mismo que nuestras fuerzas terrestres. Argentina era respetada militarmente por sus países vecinos y muchos de nuestros oficiales daban cursos de entrenamiento en los mismos.

Hoy somos el país más indefenso de América Latina y cualquiera nos toca el culo, el incidente de los cinco aviones chilenos es una prueba más.

Seguridad y narcotráfico: Los que vivieron durante el gobierno militar recuerdan con nostalgia que nadie iba armado por la calle, salvo las fuerzas de seguridad. No faltará quien diga que eso era por causa de la represión antiterrorista y tienen razón, si te encontraban con un “fierro” ibas a parar al Rio de la Plata o a una fosa común, pero la realidad es que se podía andar a cualquier hora y no te mataban para robarte la billetera (en esa época no había celulares). Para tener en cuenta por quienes afirman que no hay relación entre cantidad de delitos y nivel de represión.

El narcotráfico prácticamente no existía, éste cobró volumen con el advenimiento de la democracia. cuando los políticos comenzaron a aceptar “aportes para campaña” de parte de estas mafias, poco a poco se fueron infiltrando como un cáncer en nuestra sociedad. así llegamos a la situación actual con muertos todos los días y nuestros jóvenes drogados y tirados en las calles de nuestra Patria. El narcotráfico no se puede afianzar en un país sin complicidad de la política y la justicia.

Corrupción gubernamental: Es verdad que durante el gobierno anterior a 1983 hubo casos de corrupción, por ejemplo, el del “edificio Partagás” construido por algunos líderes de la dictadura militar, para de esa forma quedarse con un departamento en el coqueto barrio de Palermo. Ahora bien, comparemos estos hechos con los casos de corrupción ocurridos en democracia, como con Ménem y nuestros gobernantes “nac & pop” del kirchnerismo.

Cultura del trabajo: Simple, antes de nuestra democracia no había planeros.

Patriotismo y soberanía: Los invito a asistir a cualquier acto patrio en una escuela pública y comprobaran que los alumnos (y en muchos casos los maestros) no cantan el Himno Nacional, entre otras causas porque no saben la letra. Permitimos que terroristas con la excusa de que son “originarios” tomen tierras, en muchos casos quemen nuestra bandera y enarbolen un trapo multicolor en su lugar y declamen que ese “territorio recuperado” no es más Argentina. pregúntenle a nuestros “hermanos chilenos” a quienes respetaban más si al gobierno militar o al democrático.

Valores en general: lo mas grave y triste de todo lo expuesto es que luego de 39 años de democracia se perdieron valores como la palabra, el honor, el mérito, el patriotismo, la superación mediante el esfuerzo, el trabajo, la familia. Esta degradación moral hace que todo valga con tal de “salvarse”, nuestra juventud ve que los políticos se enriquecen con la corrupción y optan o por corromperse ellos o irse del país.

¿De verdad piensan que esto se arregla votando?


                                                                                    El Foyel, 06.08.22

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