Cuando en 1983 Alfonsín asumió el gobierno, luego de siete
años de dictadura militar, dio un emocionante discurso.
“Con la democracia se come, se cura y se educa”, gritaba
con su verborragia de político ante una multitud esperanzada que lo había
votado.
El pueblo venía de soportar una autocracia que pensaba
quedarse durante décadas, pero el fracaso de una guerra la obligó a irse con la
cola entre las patas.
Pasaron 39 años y podemos hacer un balance de esa afirmación.
Con la democracia se come: en 1983 había menos de un 10 % de pobres,
indigentes menos del 2%, hoy la pobreza supera el 60%, los indigentes el 20% y asistimos
al descorazonador espectáculo ve ver adultos y niños revolviendo la basura para
buscar algo de comer.
Con la democracia se cura: demos una recorrida por los hospitales
públicos y comprobemos esta afirmación, también podemos preguntarles a los
jubilados cuanto tarda en darle el PAMI un turno, aunque tengan una enfermedad
oncológica. Veamos el auge de las empresas de medicinas prepagas, llamativamente
la mayoría ligadas a entidades financieras, único refugio de los que pueden pagarlas
para aspirar a una atención medica razonable.
Con la democracia se educa: en 1983
Argentina figuraba entre los primeros países por la calidad de su sistema
educativo, los profesionales que se recibían en las universidades estatales
eran buscados en todo el mundo (lo digo por experiencia propia). En la
actualidad cada 100 alumnos que ingresan al nivel secundario se reciben menos
de la mitad, y de esos menos del 20 % pueden comprender un texto y son
incapaces de razonamientos matemáticos básicos, como la regla de tres simple.
Yo recuerdo que cuando terminé la secundaria en una escuela estatal manejaba
derivadas e integrales.
Si dejamos de lado la afirmación de nuestro estadista
chascomuseño, padre del embajador plenipotenciario en España, y abordamos otros
temas que hacen a la fortaleza y prestigio de un país, nos encontramos con las
situaciones siguientes:
Defensa: En 1983 salíamos de una
guerra contra la OTAN, a pesar de la pésima conducción de las máximas
autoridades de ese momento, no podemos negar que el desempeño de nuestras FFAA fue
remarcable. La fuerza aérea dio sobradas pruebas de profesionalismo y valentía,
lo mismo que nuestras fuerzas terrestres. Argentina era respetada militarmente por
sus países vecinos y muchos de nuestros oficiales daban cursos de entrenamiento
en los mismos.
Hoy somos el país más indefenso de América Latina y
cualquiera nos toca el culo, el incidente de los cinco aviones chilenos es una
prueba más.
Seguridad y narcotráfico: Los
que vivieron durante el gobierno militar recuerdan con nostalgia que nadie iba
armado por la calle, salvo las fuerzas de seguridad. No faltará quien diga que
eso era por causa de la represión antiterrorista y tienen razón, si te
encontraban con un “fierro” ibas a parar al Rio de la Plata o a una fosa común,
pero la realidad es que se podía andar a cualquier hora y no te mataban para
robarte la billetera (en esa época no había celulares). Para tener en cuenta
por quienes afirman que no hay relación entre cantidad de delitos y nivel de
represión.
El narcotráfico prácticamente no existía, éste cobró
volumen con el advenimiento de la democracia. cuando los políticos comenzaron a
aceptar “aportes para campaña” de parte de estas mafias, poco a poco se fueron infiltrando
como un cáncer en nuestra sociedad. así llegamos a la situación actual con
muertos todos los días y nuestros jóvenes drogados y tirados en las calles de
nuestra Patria. El narcotráfico no se puede afianzar en un país sin complicidad
de la política y la justicia.
Corrupción gubernamental: Es
verdad que durante el gobierno anterior a 1983 hubo casos de corrupción, por ejemplo,
el del “edificio Partagás” construido por algunos líderes de la dictadura
militar, para de esa forma quedarse con un departamento en el coqueto barrio de
Palermo. Ahora bien, comparemos estos hechos con los casos de corrupción
ocurridos en democracia, como con Ménem y nuestros gobernantes “nac & pop”
del kirchnerismo.
Cultura del trabajo:
Simple, antes de nuestra democracia no había planeros.
Patriotismo y soberanía: Los
invito a asistir a cualquier acto patrio en una escuela pública y comprobaran
que los alumnos (y en muchos casos los maestros) no cantan el Himno Nacional, entre
otras causas porque no saben la letra. Permitimos que terroristas con la excusa
de que son “originarios” tomen tierras, en muchos casos quemen nuestra bandera
y enarbolen un trapo multicolor en su lugar y declamen que ese “territorio
recuperado” no es más Argentina. pregúntenle a nuestros “hermanos chilenos” a
quienes respetaban más si al gobierno militar o al democrático.
Valores en general: lo mas
grave y triste de todo lo expuesto es que luego de 39 años de democracia se
perdieron valores como la palabra, el honor, el mérito, el patriotismo, la superación
mediante el esfuerzo, el trabajo, la familia. Esta degradación moral hace
que todo valga con tal de “salvarse”, nuestra juventud ve que los políticos se
enriquecen con la corrupción y optan o por corromperse ellos o irse del país.
¿De verdad piensan que esto se arregla votando?
El Foyel, 06.08.22
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